¿Porque la destrucción?
¿Porque la ley?
¿Porque la trampa?
Las preguntas que se hacen se repiten. Las respuestas que no llegan y están ahí.
Uno no quiere verlas pero ahí están.
Cuando uno se levanta desvelado, el que se desvela no es uno si no que son las preguntas y sus respuestas colgando del techo sobre nuestras cabezas.
Estan cansadas de ser preguntadas. Y yo también.