Dia 3: Ingresando en el Atlantico

Amanecimos en ese extraño espacio en el que las aguas del mar y del rio se mezclan poco a poco. Todos habíamos ya visto en viajes previos como el agua marrón del Rio de la Plata se va azulando pasando por un sin fin de versiones del agua de mar que esta mas adelante. Esta frontera en constante movimiento esta a veces frente a Montevideo y otras veces cuando el rio gana la pulseada mas cerca de Piriapolis. Curiosamente el limite oficial del Rio de la Plata se encuentra en Punta del Este aunque todos sabes que allí el mar reina desde tiempos inmemoriales. Pasamos frente a Piriapolis ya cerca del mediodía y el día aunque caluroso nos ofrecía una brisa refrescante que nos dejaba avanzar a vela las ultimas millas de esta etapa ya navegada varias veces.

El timon se ajusta por su maestro y creador

Daniel ajusta el piloto de viento mientras Horacio y Carlos lo miran

En cierto modo este día era el ultimo que el Tremebunda pasaría en su área de confort, en el rio que la vio nacer y desarrollarse, desde ese primer viaje accidentado hasta sus primeras travesías a la Republica Oriental y los viajes a Mar del Plata de los noventa. Era un adiós al rio a orillas del cual fue gestada. Era desprenderse de su origen para emprender otra etapa de su vida en otra parte. Era como una hermana que transitaba el mismo camino bajo un mismo anhelo de buscar suerte en otro hemisferio.

La tripulación estaba de un humor excelente tras la parada en el Rio Rosario. Se escuchaba música y se reestructuraban la guardias, ahora que si teníamos la convicción de que este viaje estaba ya en marcha.

Hacia el mediodía pudimos ver la Punta Ballena y a lo lejos la gente que vacacionaba. Pensaba en cuan distintas serian sus tardes de las nuestras durante los próximos meses. De seguro ellos estaría de vuelta en la labor dentro de una quincena mientras que nosotros estaríamos aun llevando el barco en rumbo norte.

Antes del atardecer dejamos la Isla Gorriti y la Punta del Este por babor. Es curioso saber que allí detrás de las sombrillas en alguna parte estaría sentada la madre de mis hijos a la que iba a conocer nueve meses mas tarde en una playa de Miami Beach. Esto me hace pensar en la analogía de Cortázar que veía a las vidas como una madeja de lana y a las personas como moscas que van de un lado al otro hasta entrelazar sus vidas de un modo inexplicable y misterioso. Este viaje era parte de la madeja, el movimiento del Tremebunda no era tan errático como el de un insecto pero si debo reconocer que nunca uno sabe lo que le espera. La vida se parece un poco a la travesía que estábamos iniciando. Sabíamos a donde queríamos llegar pero no teníamos la certeza de cómo o cuando lo íbamos a lograr.

Ahora si empezaba el Atlántico. Del otro lado de la Punta el mar no hacia diferencias. Era un atardecer calmado que nos invitaba a soñar con una dulce travesía hasta la isla de Florianópolis sin percances. A estribor la isla de Lobos nos brindaba el adiós a lo conocido y la bienvenida al océano en el que aun hoy vive el Tremebunda.

La noche trajo la pronosticada brisa del noreste. Sabíamos que tendríamos la corriente y el viento en contra durante un par de meses pero nada podíamos hacer. Para el norte íbamos y la historia climatológica de la región no la íbamos a cambiar.  Aquí empezó la etapa del motor.

En 1986 mientras el Tremebunda se encontraba aun en los ya desaparecidos Astilleros Chiappini, mi padre había decidido instalarle al barco un motor Volvo de 42 caballos. Había sido siempre un fiel compañero del velero que ahora a sus 17 años empezaba a tener la mayor exigencia de su vida útil. La verdad es que no intuía lo mucho que íbamos a usar  ( y abusar ) al pobre Volvo pero sin duda merece el reconocimiento en esta etapa inicial para ayudarnos a sobreponernos al viento del noreste y la corriente del Brasil que infaliblemente te aleja del país que le da nombre. Durante la noche pasamos el famoso faro del Cabo Polonio. Decidimos apagar el motor para darle un descanso y abrir el rumbo apuntando al África.

RUTA DIA 3

Al mar

Ingresando en el Oceano Atlantico