Hoy Miami se prepara para el Ultra Music Festival, el festival de música electrónica mas grande del mundo ( o al menos eso dicen los organizadores ) Me pongo a pensar en las diferencias entre la navegación de hace una década y el festival al que me invitaron hoy. Hace una década la noche era oscuridad y silencio. Hoy miles de watts lumínicos y sonoros van a envolverme. Hace una década no tenia celular. Tampoco tenia hijos ni esposa. Hace una década tenia ilusiones. Hoy soy feliz.
Durante la madrugada volvimos a ver luces de embarcaciones menores que seguimos monitoreando en el radar. Nos faltaban una veinticuatro horas para llegar a Barbados y pretendíamos arribar sin ningún altercado, así que parte de la noche la pasamos sin luces para ahorrar baterías y disminuir la probabilidad de encuentros con algún malandrín. Yo me hice cargo de la guardia como a las cuatro y le dije a mi hermano que fuera a descansar.
Con la llegada del amanecer el viento comenzó a aumentar y consecuentemente la velocidad de nave también. Navegábamos a mas de siete nudos cuando se levanto Edu a reemplazarme. Los dos nos miramos como diciendo, estamos ya cerca del caribe, que increíble.
Durante mi descanso mi hermano y Edu notaron un ruido raro en el aparejo de reducción del timón de viento. El desayuno de café amargo con las ultimas galletas secas se los interrumpió la rotura de una pasteca del timón. Tuvieron que llevar el barco a mano durante un buen rato. Eduardo “McGyver” se las ingenio para reparar la pasteca y el timón de viento volvió a su indispensable función de llevar el rumbo recto antes del mediodía. Me levante y vi a mi hermano durmiendo una siesta. Esto era lo bueno de ser tres: siempre había uno con quien conversar y otro al que se lo dejaba descansar.
A la una Iñaki se levanto para cocinar su ultimo almuerzo a bordo: fideos con tuco, no estaba mal. Cuando terminamos el almuerzo y limpiamos los platos ya eran casi las tres. Ya faltaba menos. Esa tarde transcurrió con lentitud. El lento avance se sumaba a la ansiedad de llegar. Nos distrajimos por un rato con el ultimo torneo oficial de tiro de pipoca al blanco. Luego de dos partidos mi hermano se corono como el “campeón mundial de tiro de pipoca al blanco a bordo”. Un titulo importante que aun conserva en su recuerdo.
Tras los mates hablamos con Zarate y Lastiri nos paso los datos necesarios para contactar al Service de Volvo en Barbados. También a través de su conexión a internet le facilito a mi hermano los horarios de otros vuelos de Barbados a Miami dado que ya teníamos confirmado que íbamos a arribar a la hora que debía estar subiéndose al avión.
Se hizo de noche y la ansiedad iba en aumento. A cada instante nos parecía ver luces a lo lejos, pero el GPS nos decía que aun faltaba bastantes millas como para poder avistar la costa de Barbados.
La ultima cena a cargo de mi hermano fue sopa de entrada y de plato principal dos variantes del arroz con frijoles: a la cubana (tipo arroz moro) y a la brasilera (tipo feijoada).
Se hizo de noche y la ansiedad iba en aumento. A cada instante nos parecía ver luces a lo lejos, pero el GPS nos decía que aun faltaba bastantes millas como para poder avistar la costa de Barbados.
Antes de la media noche sucedió el evento que precede a la emoción de todo arribo: las luces en el horizonte dejaban ver la silueta curva de Barbados. Estábamos a quince millas, pero a causa del lento avance nos tomaría aun varias horas llegar hasta la isla en la que aun vivía Rihanna.
DIA 70: Millas recorridas 139 – Velocidad promedio 5.8