Desde arriba del 757 veo el puerto de Miami. Unos segundos mas tarde el comandante vira a babor unos 90 grados para apuntar hacia el norte. Diviso el Oleta River State Park desde el aire y un poco mas al sur el barrio en el que vivo con Cynthia y los nenes.
Desde arriba la distancia es un poco mas comprensible, y es en esta comprensión esta la semilla de la abstracción del mapa. Podemos ver una gran extensión desde lo alto pero no podemos verle la cara a los vendedores ambulantes o leer los carteles de la avenida. La altura es un resumen y contribuye un poco a nuestra incapacidad para comprender la extensión que nos rodea. El maratonista entiende mejor que el piloto de avión. El navegante mejor que el cartógrafo. La extensión inabarcable que comprende al planeta es parte de otra extensión aun mas vasta e incomprensible: el universo cósmico. Durante nuestra estadía en Florianópolis aun no lograba comprender cuan largo era el trayecto que nos restaba completar.
Se suponía que los repuestos hubiesen llegado ya desde Joinville. Pasado el mediodía decidimos llamar a Gaucho para saber en que sección aproximada del día nos vendría a visitar con su experiencia reparadora. Yo quería creer que era quien mejor ¨falaba¨ el portuñol, así que me dirigí hacia el teléfono publico que se hallaba en la entrada al Iate Clube. Me atendieron con un ¨Fale…¨y solo atine a pedir por Gaucho. No estaba. Pensé que tal vez ya estuviese en camino hacia nosotros, pero por las dudas le pregunte por la ubicación de su jefe a mi interlocutor. Entendí que volvería mas tarde al taller por lo que intuí que no vendría a vernos. Lo llamaría mas tarde. Estaba mas entrenado en el ritmo del Brasil.
Me acorde de una anécdota del Negro Lastiri, quien había comprado un terreno en Brasil para construir una casa de veraneo. Cada tres meses iba a ver los progresos en la construcción y siempre notaba que los mismos eran mínimos o inexistentes. La lluvia, la falta de materiales, una huelga. La respuesta de los constructores era siempre la misma : ¨Infelizmente, nao deu¨. La casa nunca se termino y supongo que Lastiri habrá vendido el terreno, cansado de la parsimonia que rige a este país.
Realmente no es una critica, sino que una apreciación que tiene mucho de alago y de admiración. Los brasileros no se hacen problema. Ninguno.
Llame nuevamente por la tarde y esta vez me atendió Gaucho. No iba a venir porque los repuestos ¨no habían llegado¨. No podía saber si esta era la verdad. Estábamos en sus manos, así que era mejor ser pacientes una vez mas.