Nuestra llegada a Floria trajo una cantidad de tareas que eran necesarias para poder continuar hacia el norte.
Por un lado se debía ir a la “Capitanía Dos Portos” para dar entrada a Brasil y no habiendo delegación en Florianópolis, nos tocaba ir hasta Laguna ( el puerto por el cual habíamos pasado hacia dos días). Estas son las cosas increíbles que uno descubre viajando. Un puerto sin lugar donde dar la entrada.
Decidimos que Carlos, Horacio y yo trataríamos de buscar un mecánico mientras Eduardo y Daniel iban a dar la entrada al país en taxi. Si mal no recuerdo era un viaje de mas de una hora en auto por lo que tenia que darle a los muchachos unos dólares para abonar el paseo.
No se porque, pero se me había ocurrido que era un lugar seguro para guardar el dinero debajo del piso de la mesa de navegación. Seguro era, pero también era húmedo. Mi billetera de cuero con los dólares para el viaje estaba empapada. Nunca había visto agua en esa sección del barco pero fui descubriendo que en un viaje así uno descubre cosas de su barco que nunca había encontrado. En este caso el descubrimiento fue que el barco no era estanco. Como dice el refrán marinero “todo barco tiene una lagrima”. También encontramos agua salada en todos los compartimentos de debajo de los pisos, pero eso no era problema. El problema fue que la billetera de cuero había desteñido y manchado todos los billetes de cien. Les di un par que no estaban muy manchados y se fueron para la Capitanía de Laguna.
Mientras yo empezaba a afilar mi rudimentario portuñol preguntando en el Iate Clube, Eduardo y Daniel lidiaban con la burocracia en la Capitania que por ese entonces tenia casi 8 decadas de haber sido establecida. Era como si la antiguedad del lugar les diera la dosis extra de burocracia que cualquier navegante detestaría. Les tomo todo el día ir, esperar varias horas en Laguna y regresar. Los tres que nos habíamos quedado estábamos un poco preocupados por la demora pero ya entrada la noche regresaron con una sonrisa que lo decía claro: lo habían logrado – estábamos ingresados a Brasil y podríamos navegar la costa hacia arriba sin problemas.