Dia 26: Rio de Janeiro

La mañana nos recibió con calor y un cielo limpio. Las nubes habían abandonado la Bahía de Abrão y pudimos ver una ultima tanda de turistas llegar a la Ilha Grande antes de partir. El motor por suerte arranco sin problemas. Parecía que al fin el viaje nos sonreía.

Levamos los cinco metros de cadena que nos conectaban con el fondo arenoso y dijimos adiós a la beleza de Angra. Solo eran unas 80 millas hasta Rio de Janeiro y el día debería bastarnos para hacer la travesía. El Tremebunda surcaba con calma en rumbo este frente a la curiosa barra que protegía a Sepetiba del Océano Atlántico. La costa se asemeja a una escollera de arena y provee a la costa donde se encuentra la civilización una protección privilegiada. Hacia la tarde comenzamos a ver las edificaciones en la costa de la Barra da Tijuca. Edificaciones privilegiadas para la gente de recursos. Así era Brasil y en esto se parece bastante al resto del mundo: unos pocos miran al mar mientras el resto se revuelcan en el barro. El día soleado me hizo sentir mejor por la pobre gente de Angra que había sufrido los desmoronamientos. Imaginaba que un día de sol era como un premio divino para quien no tiene techo.

Cristo

El afamado Pan de Azucar. Desde arriba del Corcovado el Cristo Redentor nos saluda.

Esta etapa nos dio el día de excursión que tanto nos merecíamos. Desde el cockpit y a la sombra de nuestra toldilla gris pudimos ver las multitudes que se asoleaban en las afamadas playas de Leblon e Ipanema. Viramos el Arpoador y ya pudimos ver aun mas gente en la mundialmente famosa Praia de Copacabana. Era mi primera vez en Rio y desde el océano ya me parecía una urbe única e impactante. Pero lo mejor estaba por venir. El imponente Pão de Açúcar frente a nuestra proa nos hacia notar que ya podíamos considerarnos en Rio, pero aun quedaban bastantes millas hasta llegar a la Marina da Gloria. Uno de los momentos que mas recuerdo fue pasar al atardecer en esa imponente entrada entre los dos gigantes: el Pão de Açúcar y el Morro do Pico.  En medio de los dos morros, la curiosa y relativamente diminuta Ilha da Laje en la que se asienta un fuerte antiguo y  faro solido con una gran base de cemento.  Ya quedaba poca luz y nos encaminábamos a la Marina que se encuentra pegada al aeropuerto de Santos Dumont surcando la Bahía de Guanabara de la cual tantas veces había oído en la canción “O Estrangeiro” de Caetano.

Llegamos ya de noche a la Marina da Gloria. Un curioso puerto deportivo con forma de caracol. Estábamos al fin en el centro de la fiesta del Brasil. Era hora de disfrutar de una Caipirinha o dos.

RUTA DIA 26

Ruta Dia 26 - de Angra a Rio de Janeiro

Ruta Dia 26 – de Angra a Rio de Janeiro