Dia 69: Sin motor

Me quede solo de guardia desde la medianoche hasta el amanecer. En cierto sentido era volver a sostener la guardia larga para dejar descansar a la dupla de oro que me acompañaba en este trayecto tan largo. Al amanecer se levanto mi hermano y comenzó a hacerme compañía. Al rato Edu llego al cockpit con mate amargo y una sonrisa que indicaba su felicidad por el descanso de la noche. Era mi turno del descanso.

Mi hermano siguió leyendo a Cortázar mientras Edu comenzaba a desarmar el motor con ánimos de reanimarlo. Debió abrir la caja de cambios, dado que el engranaje se había trabado. También le hizo un cambio de filtro de combustible y comenzó la purga para el eliminar el aire que se acumula en las mangueras del diesel al hacer este cambio. Luego de innumerables intentos nos dejamos vencer por el Volvo. El motor no quería arrancar y era mejor admitir la derrota que seguir luchando mientras agotábamos nuestra reserva de baterías.

Eduardo nos comunico que no íbamos a tener motor hasta llegar a Barbados, lo cual alargaba el tiempo restante hasta la llegada a puerto y además nos limitaba la recarga de baterías y a su vez significaba el fin del frio en la heladera ( que funcionaba con el giro del motor ).

El viento calma cuando el motor ya no anda. Murphy se rie.

El viento calma cuando el motor ya no anda. Murphy se rie.

Por suerte, ante esta mala noticia, el día se presenta como un optimo.  Avanzábamos a seis nudos con nuestra proa apuntando a una isla que aun no podíamos divisar por encontrarse a mas de doscientas millas.

Cuando me levante, mi hermano intentaba ( inútilmente ) pescar algo para que nuestro almuerzo fuera mas variado que el de los días anteriores. La cruda realidad del pescador sin suerte nos devolvió a nuestro limitado menú: galletas brasileras tostadas ( para quitarles la humedad omnipresente), picadillo de carne ( símil pate, pero mas berreta ), aceitunas y berenjenas en escabeche que venían con nosotros desde Buenos Aires por gentileza de la madre de Edu.

Mas arcoiris rumbo a Barbados

Mas arcoiris rumbo a Barbados

Terminado el almuerzo mi hermano comenzó con una competencia que podría reconocer como típica en el. Quería apretar los carozos de las aceitunas desde su puesto en la entrada al cockpit para lograr hacerlos volar acertando a la pala de madera del timón de viento. Esto nos entretuvo durante una media hora y nos turnamos intentando golpear la pala hasta que se acabaron los carozos. Resultado final : Empate ( Edu 1 – Iñaki 1 ). En cierto modo este tipo de competencias me remontaron a los ochenta, época en la cual nos la pasábamos inventando competencias en el desarrollo de habilidades inútiles tales como la carrera de naranjas en la barranca, romper la botella de un piedrazo y varias mas que hoy no recuerdo.

Por la tarde se tomo mate de nuevo y esta vez se acompaño de una gran cantidad de pipocas ( pochoclo o palomitas de maíz ). Ni bien mi hermano observo la cantidad de palomitas sin hacer que se veían en el fondo de la fuente, la competencia se reanudo y esta vez se hizo feroz. Durante una media hora estuvimos mi hermano y yo cabeza a cabeza, apretando el maíz que no había llegado a palomita. Cuando se acabaron los proyectiles, el resultado final leía Iñaki 8, Gerva 6 y Eduardo solo 2. Mientras mi hermano celebraba su victoria, el maíz se sumergía rumbo al fondo que se encontraba a tres mil metros para abajo.

Durante la hora de la radio recibimos noticias de mi padre que le había conseguido una entrevista a Eduardo en la embajada americana en Barbados. Allí deberíamos llegar en tres días para intentar conseguir la visa de turismo de mi compañero de aventuras.

Durante la cena mi hermano nos deleito con una tortilla confeccionada con las ultimas dos papas que nos quedaban. El sabor denotaba el avanzado estado de pre-putrefacción de los tubérculos. Para acompañar la tortilla, Iñaki hizo un revuelto de arvejas que fue muy apreciado por Eduardo y por mi.

Al finalizar la cena, observe a mi hermano haciendo mas cálculos. De seguro no íbamos a llegar para su vuelo del día 16 .

DIA 69: Millas recorridas 146 – Velocidad promedio 6.08 nudos