Dia 20: Frente del sur

Daniel nos despertó temprano en la mañana. El frente del sur que estábamos esperando estaba ya sobre nosotros. Había que dar salida de inmediato. Sin mucha ceremonia izamos las mayores y nos despedimos de esta sucursal del paraíso en Porto Belo.

Afuera soplaba el viento fuerte que nos llegaba desde las Pampas. El Tremebunda rolaba al compas del oleaje mientras el timón de viento contrarrestaba impecablemente el efecto de la marejada sobre el casco. Este fue el único día que el mar pudo con mi estomago. El malestar no duro mucho. Me recosté con el sonido del agua que pegaba contra las bandas arrullándome. Por fin podíamos sentir el avance. Las millas que nos faltaban para llegar hasta Angra dos Reis iban descontándose de un modo sorprendentemente veloz. Me levante de la siesta sintiéndome bien. A pesar de la lluvia intermitente y las nubes grises que cubrían el cielo, los tres nos hallábamos de buen humor. Este avance veloz era la confirmación de que habíamos tomado la decisión correcta al esperar este frente del sur bendito.

El timon en cuestión.

El timon en cuestión.

Pero la alegría plena y el buen humor no duraron mucho, como era de espera. Se acabaron con la rotura de una pieza del timón de viento que se desoldó debajo del enjaretado de popa, donde deberíamos volver a sentarnos para seguir timoneando el barco en medio de esa marejada de popa que complicaba la tarea del timonel de turno. La exigencia del mal tiempo que sentíamos en nuestros brazos nos recordó que los materiales también se agotan. Enseguida pudimos notar cuanto mejor que nosotros llevaba el rumbo el timón de viento. Esto me hace pensar en un futuro en el que todas nuestras tareas sean automatizadas y llevadas a la practica por maquinas robotizadas. Siento que siempre va a ser útil saber hacer la cuenta a mano, trazar en rumbo sobre una carta de papel y timonear a mano solo mirando las estrellas o un compas. El entender como funciona un sistema será siempre el salvavidas que un día nos resultara necesario, tal como nos fue necesario timonear el Tremebunda a pulso hasta Angra.

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