Dia 8: El motor

Llegamos al octavo día de navegación, el día en el que todos suponíamos que estaríamos tomando una caipirinha en el Iate Clube de Santa Catarina. Pero estábamos aun a mas de 200 millas de este popular destino para vacaciones y las condiciones no parecían cambiar. Nada parecía indicar que fuéramos a llegar pronto. El ruido del motos nos tenia atontados, pero no nos quedaba otra que abusar del Volvo para llegar a nuestra primera etapa.

Mientras escribo esto suena otro motor: el de la hidrolavadora con la que mi esposa saca el musgo que se forma en el deck de la piscina de nuestra casa. Me hace pensar en lo distinta que es mi vida de hoy. No hay recuerdos que no sirvan para hacer una construcción de nuestro presente. El recuerdo del motor Volvo que nos acercaba a Floria es el recuerdo del camino que me tocaba recorrer para llegar a sentarme a escribir junto a mi segundo hijo. Cada paso que damos nos acerca de modo inevitable a un futuro que se nos presenta como incierto, pero que si se analiza tiene mucho de dictado por nuestras propias acciones. Damián juega con un plato de cartón y su hermano Tobías, ya a punto de cumplir los dos años duerme su siesta. La madre entra a ver como esta su bebe en un descanso de la limpieza del deck. Las rutinas de hoy son las rutinas de la inexplicablemente reveladora vida de familia. Poder haber llegado hasta aquí para armar la familia que hoy vive bajo este techo me dice mas sobre el funcionamiento de la humanidad que cualquier estudio que haya cursado o libro que haya leído. La acción y su impronta en nuestro destino me hace reflexionar aun mas acerca de este viaje que relato.

El sol cae

Atardece en el octavo dia de viaje hacia Florianopolis.

La costa iba cambiando y nos mostraba los morros que comienzan al acercarnos a Laguna. Hacia el fin de la tarde, como si los morros quisieran retenernos para mostrarnos todo su esplendor, el motor comenzó a fallar. Según los expertos a bordo solo estaba andando en un cilindro, lo cual nos quitaba potencia y mucha velocidad. Calculo que avanzaríamos a tan solo dos o tres nudos. Se intento lo que se pudo tras la diaria comunicación con los amigos radioaficionados de Zarate y Campana. No hubo caso: el motor seguía andando en un cilindro, lo cual significaba ( para mis rudimentarias nociones de mecánica ) que había dos pistones que no estaban funcionando. Seguimos parte de la noche a vela, tirando bordes para poder llegar a Laguna. Se intento el motor pero tras una hora de ver como el pistón luchaba contra la falla decidimos apagarlo y volver a lo que habíamos venido: a navegar a vela.

RUTA DIA 8

Rumbo a Laguna

Rumbo a Laguna